miércoles, 24 de octubre de 2012

Reseña: El jardín de los frailes, de Manuel Azaña


                                       Titulo: El jardín de los frailes
                                       Autor: Manuel Azaña
                                       Año de publicación: 1926
                             

Mientras que los propósitos políticos de Azaña en la Segunda Republica Española han sido, son y seguirán siendo cuestionados, sus facultades como orador y escritor difícilmente podrán descalificarse. Azaña fue un hombre muy dueño de la palabra, oral y escrita, y de ello dejó buenos testimonios.  Quizás su producción literaria habría sido más amplia de no haberse encontrado en un puesto tan importante en uno de los momentos más difíciles de la historia de España.
El jardín de los frailes es su única novela, una novela sin hilo conductor más que el propio proceso evolutivo en el aspecto intelectual del narrador. Y éste viene a ser el propio Azaña, quien se explaya en un largo discurso sobre su época de estudiante en El Escorial, rodeado de frailes que imponen una disciplina medieval con un sin fin de conductas anacrónicas mientras el futuro líder español pasa de adolescente a hombre.
La prosa de la novela es bastante densa, parsimoniosa, difícil de leer en sus momentos, pero también se encuentra llena de filosofía, de la filosofía de Azaña, un personaje que aun con su fracaso como político indudablemente tuvo una mente brillante.

martes, 23 de octubre de 2012

Reseña: Una semana de lluvia, de Francisco García Pavón


                                   Titulo: Una semana de lluvia
                                   Autor: Francisco García Pavón
                                   Año de publicación: 1970

Francisco García Pavón fue de alguna manera el precursor del género policíaco en la literatura española. Sus historias son un tanto originales, ya que no situó sus crímenes y sus investigaciones en una metrópoli como Barcelona o Madrid, sino en su pueblo natal, Tomelloso, y su detective fue el jefe de la guardia municipal, Manuel González, alias Plinio, acompañado de su fiel ayudante, don Lotario.
Aunque la crítica ha querido separar casi de manera radical a Plinio de Sherlock Holmes, no se puede negar cierta influencia del inglés sobre el español, tan siquiera por la existencia del fiel don Lotario, quien como Watson es médico (aunque de animales). Y es que una característica casi obligatoria en todos los hijos bastardos del Holmes era precisamente un ayudante fiel, gris y a veces medio tontorrón que venía a hacerla de narrador y en este caso de chofer de su señor.
Una semana de lluvia es una novela que me ha encantado y me ha decepcionado. Y vaya por delante que pocas novelas logran ambas cosas. Inicia con un entramado interesante. En Tomelloso, justo cuando una constante lluvia que se prolonga por días arruina la feria, surgen casos extraños de mujeres que se suicidan embarazadas o que cuando menos le han dado gusto al cuerpo recientemente. Esto hace correr rápido el rumor de que en el pueblo anda un semental suelto que a sus elegidas les exige guardar el secreto y ellas, fieles, prefieren suicidarse antes de revelar quién las ha deshonrado.
A los suicidios y preñadas se viene a sumar un asesinato en condiciones más que extrañas, inoportunas, y Plinio, ignorando la lluvia y los problemas que le causa, da inicio a una investigación en la que nada cuadra. Mientras tanto, los habitantes de Tomelloso claman porque sea castigado el follador desconocido que donde pone el ojo pone el falo y embaraza a la primera embestida. O al menos eso se cree.
Francisco García Pavón en esta novela explora dos géneros: el policíaco y el costumbrista. En el primero el fracaso es notable. No hay suspenso para el lector, no hace interesante a ninguno de los sospechosos, no hay un ligue entre las diferentes pistas y al final la resolución de los crímenes es apresurada, por decir lo menos.
Pero haciendo la evaluación desde el género costumbrista, no puedo menos que decir que la novela es de calidad notable. García Pavón hace un retrato bastante agradable del español rural de los 70s; nos dibuja a personajes simples, con sus problemas, sus sueños, sus miserias y sus apetitos de todo tipo. En este aspecto la novela no es sólo muy interesante sino también bastante divertida. Los pequeños detalles que el autor supo regar por las páginas terminan haciendo mucho por la calidad de la obra.
En suma, Una semana de lluvia es una novela recomendable para quienes ya han aprendido a disfrutar de la buena literatura y han comprendido también que casi toda obra buena tiene lados malos, y en este caso lo peor viene a ser la base de la novela: la resolución de un crimen por parte del detective protagonista. Yo recomiendo que no sea leída con muchas expectativas en ese aspecto, porque en ése decepciona, pero sólo en ése.

jueves, 18 de octubre de 2012

Reseña: Rebelión en la granja, de George Orwell


                                   Titulo: Rebelión en la granja
                                   Autor: George Orwell
                                   Año de publicación: 1945

Pocos son los libros sin un ápice de calidad literaria que aun así son lecturas obligatorias para entender o para reírnos -si entender no podemos- de las miserables, corruptas, ruines y despiadadas formas de gobierno que padece el mundo. Rebelión en la granja no es un gran libro ni en tamaño ni en calidad, pero es una fabula con un objetivo claro: enseñar a los lectores que con un Estado que todo lo controle y un colectivismo obligado no se sube al cielo sino que se baja bien pronto al infierno.
George Orwell, un británico decepcionado del comunismo, entendió que criticar el sistema soviético –que ya para 1945 se había cargado a varios millones de inocentes, ¡y los que faltaban!- con ensayos y pruebas de poco o nada servia, así que se inclinó por una obra sencilla, por una fabula satírica, que resultó ser una bofetada bien dada al monstruo porque su librito hasta los idiotas lo podían entender.
Lo que hizo Orwell fue tomar a los personajes más importantes de la URSS: Lenin, Stalin, Trotsky, darles forma de animal -de cerdos, que bien merecido se lo tenían- y escribir la historia de cómo había sido el derrocamiento de Nicolás II, la consolidación de los comunistas en el poder, las intrigas y traiciones por el mejor puesto, las purgas injustificadas que terminaron en crueles genocidios, y la esclavitud a la que fueron sometidos los ciudadanos soviéticos que poco a poco morían de cansancio y de hambre y que antes de eso corrían el riesgo de ser ejecutados si se les ocurría mínimamente discrepar con el régimen.
Si tomamos en cuenta los objetivos de Orwell, y que los cumplió fielmente, es imposible no aceptar que escribió una obra maestra, aunque en el aspecto literario parezca simplona. Su libro es una prueba sencilla e irrefutable de que las buenas intenciones cuando son colectivistas pueden terminar en serios desacuerdos y hasta en terribles crímenes, ¿por qué? Porque el hombre no funciona como creyeron Marx y Lenin, funciona de otra manera, a veces mal y a veces bien, pero así son las cosas.

lunes, 15 de octubre de 2012

Philo Vance, un detective olvidado


                                        Titulo: El caso Garden
                                        Autor: S. S. Van Dine
                                        Año de publicación: 1935

Quizás los amantes de las novelas negras sepan quién es Philo Vance. Yo acabo de enterarme por una novela que leí recientemente, El caso Garden, y que forma parte de la serie de doce que protagonizó en la primera mitad del siglo pasado, más exactamente entre 1926 y 1939.
Vance es, ahorrando palabras, uno de los tantos hijos bastardos de Sherlock Holmes. Su autor, Van Dine, se incorporó a las novelas haciéndole al Watson, pero más serio, mucho menos activo, casi imperceptible, limitándose a su papel de un narrador que presencia los hechos.
En esta entrega, Vance es informado de forma anónima de que algo grave puede pasar dentro de una acaudalada familia neoyorquina, los Garden, cuyos miembros son adictos a apostar en las carreras de caballos. El matrimonio sólo tiene un hijo, Floyd, pero vive con ellos un sobrino huérfano, Woode, quien se ha gastado su fortuna y trata desesperadamente de recuperarla con un golpe de suerte en las apuestas.
Vance se presenta en la casa de los Garden como un viejo conocido un día en que la familia se dispone a apostar a los caballos. Pero no es el único convidado, varias personas, más acaudaladas unas que otras, se dan cita allí para desafiar a la suerte. Woode apuesta el resto de su fortuna a un caballo y sube a la azotea del edificio para escuchar solo los resultados. Cuando anuncian que su caballo ha perdido, se escucha un disparo. Todos corren en su búsqueda y lo encuentran muerto, con una herida en la sien y el arma no lejos de su mano. Todos piensan en suicidio, pero Vance, con apenas ver el cadáver unos segundos, afirma tajantemente que ha sido asesinado.
Después de allí Vance deja de ser un invitado para pasar a ser una especie de dictador dentro de la casa, dando órdenes incluso a los propios Garden y dejando caer sus sospechas en todos los presentes, sin importarle que la mayoría estaban junto a él cuando se escuchó el disparo.
La conducta de Vance, de los demás invitados y la manera en que se desarrollan los acontecimientos, hacen que el lector sospeche de todos. Pero la identidad del verdadero asesino uno la descubre rápidamente, aunque Vance, por estrategia, y Van Dine, para evitar que el lector cierre e libro, tratan de que fundadas sospechas recaigan sobre todos, misión que por algunos momentos consiguen, pero al final el asesino resulta ser quien parece ser desde que se comete el asesinato.
Poniendo en la balanza lo bueno y lo malo, creo que la novela es buena, aunque no brillante, pero tiene su dosis justa de misterios que lo mantienen a uno pegado a sus páginas. Con la calidad de la gran mayoría de las novelas negras que se publican en estos tiempos, El caso Garden viene a ser una pequeñísima luz en la oscuridad, aunque en el estilo más clásico del género.

miércoles, 3 de octubre de 2012

La Alicia de Carroll, un cuento para niños… y para adultos


                                        Titulo: Alicia en el país de las maravillas
                                        Autor: Lewis Carroll
                                        Año de publicación: 1865

El matemático Lewis Carroll, un hombre de mirada melancólica que ya de viejo adquirió más aspecto de general derrotado que de autor de historias para niños, escribió Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas -titulo que después se abreviaría un poco-, un interesante cuento ideal para niños que leen los adultos y que es ya de manera incuestionable un clásico de la literatura universal.
La historia inicia con una niña de nombre Alicia que se queda dormida y sueña que persigue a un extraño conejo blanco por un agujero. Termina sin querer en un mundo raro, en el país de las maravillas, poblado por animales parlantes, cartas de baraja vivientes, una reina que todo lo soluciona dictando condenas a muerte y otros seres raros como cerditos que parecen niños tanto como a veces puede haber niños que parecen cerditos.
Alicia muestra el carácter arrogante de una típica niña inglesa de clase acomodada de su época. No le gusta recibir órdenes y tampoco logran intimidarla; ante todo lo que le parece ilógico se enfada y protesta. Debido a eso se la pasa protestando y enojada casi todo el cuento, porque allí, en el país de las maravillas, todo es ilógico, pero también muy divertido.
La conducta irracional de los personajes resulta ser la columna vertebral del cuento. Nada lógico parece entrarles en la cabeza -que corre peligro todo el tiempo gracias a la temperamental reina-, y por el contrario hacen de cosas absurdas, cuando no estúpidas, reglamentos irrefutables.
Aun con lo infantil que resulta todo, no se puede negar que el cuento es muy bueno, por eso ha trascendido tanto y continua habitando en las librerías de manera ininterrumpida. Es un cuento para niños…, pero ideal para los adultos. Total, siempre se puede leer en privado, y si es en una cafetería, nada cuesta ponerle una cubierta falsa.