Autor: Leopoldo Alas “Clarín”
Año de publicación: 1892
Pocas novelas cortas logran meterse tan dentro del lector, herirlo, hacer que sufra con los personajes, que se compadezca de ellos, porque para lograrlo es necesario que el lector los conozca mucho, los vaya queriendo poco a poco, y en una novela corta tal cosa es… muy difícil.
En el caso
de Doña Berta, pequeña novelita que
hace querer tener pañuelos a la mano, puedo suponer que su autor logra
sensibilizar profundamente a todo aquél que la lee. No es para menos porque se
trata de una obra muy triste, y gracias a ello también muy digna de ser leída.
En un
rincón escondido del norte de España, donde no llegaron ni los moros ni los
romanos, vive la muy ilustre Doña Berta de Rondaliego, acompañada únicamente
por su vieja sirvienta, tan vieja como ella, y su gato.
Doña Berta
guarda un triste secreto. Siendo muy joven llegó a su casa un soldado herido,
del que se enamoró y se embarazó. Terminada su obra, el soldado volvió a la
guerra y Berta no volvió a saber de él. Sus hermanos, antes crueles que
deshonrados, le arrebataron a su hijo cuando apenas le había salido del vientre
y lo escondieron donde jamás pudo encontrarlo.
Ya
convertida en una anciana, y habiendo enterrado a todos sus hermanos sin
haberles arrebatado el secreto, llega hasta Berta un pintor que le enseña un
boceto de un hombre al que ha retratado recientemente. La anciana ve allí el
rostro de su amado y deduce, sin más averiguaciones (que tampoco tiene
posibilidad de hacer), que ese hombre es su hijo.
Aquel boceto
de un retrato resulta ser el combustible que la anciana Doña Berta necesita
para abandonar su hogar, del que nunca ha salido, despedir a su fiel
criada, vender todo su patrimonio y dirigirse a Madrid sola (con su gato, que
es casi lo mismo), con la única intención de encontrar algo de aquél o de
aquello que le recuerda a su soldado y que está segura de que es su hijo.
La tristeza que transmite Doña Berta sola en una ciudad que no conoce y la aterroriza con sus ruidos, sin un amigo o conocido a quien poder acudir en sus peores momentos, es un enorme logro literario de Leopoldo Alas “Clarín”, el maestro que todo mundo conoce gracias aLa Regenta.
La tristeza que transmite Doña Berta sola en una ciudad que no conoce y la aterroriza con sus ruidos, sin un amigo o conocido a quien poder acudir en sus peores momentos, es un enorme logro literario de Leopoldo Alas “Clarín”, el maestro que todo mundo conoce gracias a
Damn
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