viernes, 21 de septiembre de 2012

Reseña: Noches blancas, de Fiódor Dostoievski


                                        Titulo: Noches blancas
                                        Autor: Fiódor Dostoievski
                                        Año de publicación: 1848


…será triste envejecer sin haber vivido, hasta sin haber sufrido…

Dostoievski publicó esta novelita cuando era apenas un joven de veintisiete años. Su talento, que después mejoró, ya está presente en ella, tanto así que deja una profunda tristeza en el lector al terminar la última página, y para lograr eso es necesario que un autor sea bastante bueno en su oficio.
El protagonista es un joven solitario que tiene precisamente la misma edad que Dostoievski cuando escribió la novela. Su soledad es tanta que jamás ha tenido un amigo o una novia. Siente amistad con personas con las que no habla y hasta con objetos inanimados.
Un día conoce a una hermosa joven y se hacen buenos amigos. Él le cuenta sobre su soledad, al no tener nada más que contarle, y ella sobre la rígida disciplina a la que la tiene sometida su abuela y también sobre el hombre al que ama.
La amistad dura poco, sólo cuatro noches en que se encuentran para platicarse sus penas, pero son suficientes para que el protagonista experimente el más loco amor y la más amarga de las decepciones al enamorarse, conquistar a su amada y perderla en unas cuantas horas.
Pero al final, cuando ya han pasado quince años, recuerda con ternura aquella fugaz experiencia, porque por un momento fue feliz y, según sus propias palabras: ¿Un instante de felicidad no es suficiente para toda una vida?
Cuando empecé con esta lectura pensé que quizás podría ser un error meterme en las obras de juventud de Dostoievski. Me equivoqué, desde luego, en esa época el hombre ya era capaz de escribir con la gran maestría que siempre lo caracterizó.

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