Titulo: Rebelión en la granja
Autor: George Orwell
Año de
publicación: 1945
Pocos son
los libros sin un ápice de calidad literaria que aun así son lecturas
obligatorias para entender o para reírnos -si entender no podemos- de las
miserables, corruptas, ruines y despiadadas formas de gobierno que padece el
mundo. Rebelión en la granja no es un
gran libro ni en tamaño ni en calidad, pero es una fabula con un objetivo
claro: enseñar a los lectores que con un Estado que todo lo controle y un
colectivismo obligado no se sube al cielo sino que se baja bien pronto al
infierno.
George
Orwell, un británico decepcionado del comunismo, entendió que criticar el
sistema soviético –que ya para 1945 se había cargado a varios millones de
inocentes, ¡y los que faltaban!- con ensayos y pruebas de poco o nada servia,
así que se inclinó por una obra sencilla, por una fabula satírica, que resultó
ser una bofetada bien dada al monstruo porque su librito hasta los idiotas lo
podían entender.
Lo que
hizo Orwell fue tomar a los personajes más importantes de la URSS : Lenin, Stalin, Trotsky,
darles forma de animal -de cerdos, que bien merecido se lo tenían- y escribir la
historia de cómo había sido el derrocamiento de Nicolás II, la consolidación de
los comunistas en el poder, las intrigas y traiciones por el mejor puesto, las
purgas injustificadas que terminaron en crueles genocidios, y la esclavitud a
la que fueron sometidos los ciudadanos soviéticos que poco a poco morían de
cansancio y de hambre y que antes de eso corrían el riesgo de ser ejecutados si
se les ocurría mínimamente discrepar con el régimen.
Si tomamos
en cuenta los objetivos de Orwell, y que los cumplió fielmente, es imposible no
aceptar que escribió una obra maestra, aunque en el aspecto literario parezca
simplona. Su libro es una prueba sencilla e irrefutable de que las buenas
intenciones cuando son colectivistas pueden terminar en serios desacuerdos y
hasta en terribles crímenes, ¿por qué? Porque el hombre no funciona como
creyeron Marx y Lenin, funciona de otra manera, a veces mal y a veces bien,
pero así son las cosas.
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