Mostrando entradas con la etiqueta Los tres mosqueteros. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Los tres mosqueteros. Mostrar todas las entradas

jueves, 13 de diciembre de 2012

Alejandro Dumas y la fábrica de novelas



Existe una anécdota, quizás falsa, que dice que en un encuentro entre Alejandro Dumas y su hijo, el autor de El conde de Montecristo le preguntó a su descendiente:
–¿Ya leíste mi última novela?
A lo que el hijo respondió sarcásticamente:
–Yo ya, ¿y tú?
Es bien sabido que Dumas tenía un ejército de asistentes que esbozaban sus novelas. Él, después, con su pluma maestra, les daba su toque, el toque Dumas, y las firmaba como enteramente suyas. Desde entonces y hasta la actualidad tal procedimiento ha sido muy cuestionado. Algunos, sin embargo, no lo encuentran en absoluto inmoral. Alegan que es como si un escultor fuera cuestionado porque alguien le proporciona el mármol que usará para crear una escultura.
Yo creo que esa analogía del escultor no viene al caso, porque a Dumas no sólo le proporcionaban el mármol, en realidad a su obra le daban varias cinceladas. Su labor era prácticamente la de un crítico que después de analizar una obra sugiere correcciones. Dumas en esas correcciones ponía su parte, lo cual, desde luego, constituye apenas un mínimo porcentaje en la coautora.
Otra anécdota que demuestra un poco el no siempre recto proceder de Dumas, la brinda su fuente de inspiración para Los tres mosqueteros, un libro que contenía las memorias de un tal D'Artagnan y que él sustrajo de la biblioteca pública de Marsella. Jamás lo devolvió. Incluso la ficha de préstamo continúa allí sólo como una reliquia, porque es poco probable que un descendiente de Dumas se presente un buen día a devolver el libro.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Reseña: Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas



                                       Titulo: Los tres mosqueteros
                                       Autor: Alejandro Dumas
                                       Año de publicación: 1844

En esta novela es en la que se ve nacer, literariamente hablando, a uno de los personajes más emblemáticos de la literatura universal, del heroísmo que rodea la ficción y del cine: D'Artagnan. En 1625, siendo muy joven, llega a París proveniente de su natal Gascuña, con la intención de cumplir el sueño de su vida, convertirse en uno de los legendarios mosqueteros.
Portando una carta de recomendación de su padre para su antiguo amigo, el capitan de los mosqueteros, el joven D'Artagnan cree tener grandes posibilidades de alcanzar su objetivo sin mucho esfuerzo, pero es valentón e imprudente y no tarda en meterse en problemas que terminan inviablemente en duelos. Al poco de llegar a París ya se ha batido con el matón de confianza del hombre más poderoso de Francia, el cardenal Richelieu, y ha pactado un duelo con cada uno de los tres más famosos mosqueteros a las órdenes del Rey: Porthos, Aramis y Athos.
Afortunadamente para los mosqueteros, antes de que D'Artagnan los mate aparecen los esbirros de Richelieu, a quienes los cuatro se enfrentan logrando una aplastante victoria. La hazaña le vale a D'Artagnan la amistad de los otros mosqueteros y el reconocimiento del propio Rey.
Y así es como empiezan sus aventuras al servicio de la corona, combatiendo a Richelieu, ayudando a la reina para que el Rey no descubra su “amistad” con el duque de Buckingham, un inglés y enemigo de Francia, y enfrentando a una de las mujeres más crueles y perversas de la literatura universal, Milady, una asesina despiadada con un cerebro brillante y una belleza que le sirve para llevar a cabo todos sus macabros planes.
Los tres mosqueteros es indudablemente uno de los grandes clásicos, pero también es una novela con ciertos defectos muy perceptibles. La ingenuidad que en algún momento llega a mostrar el héroe D'Artagnan es literatura para menores de doce años. Alguna vez leí que si esta novela no se lee en la adolescencia ya después es imposible disfrutarla, y estoy casi de acuerdo con ello.
Otro aspecto a resaltar de la obra es su contribución para convertir al cardenal Richelieu en uno de los más odiados villanos de la historia. El fulano fue un brillante hombre de Estado que transformó a Francia en uno de los países más poderosos de Europa. Quizás fue tan malo como cualquier otro político, pero pocos de los otros políticos han sido tan inteligentes como él. Al ser Richelieu el malísimo de Los tres mosqueteros, y al ser ésta una de las novelas más famosas de Dumas, se le ha pegado la fama de ser uno de los mayores tiranos que han existido.